domingo, 15 de abril de 2012

Linda Lisboa

Como os prometí hace unos días, dedico este post a Lisboa, una ciudad con encanto, calles empedradas, cuestas de vértigo y un dulce sabor.
En el mes de Marzo nos aventuramos a cruzar la frontera de Portugal, destino Lisboa, en coche. Si, puede sonar a locura, pero si no se hace cuando uno es joven y vital, ¿cuándo sino?... Pues bien, elegimos un finde largo, como los llamo yo, de estos que juntando un festivo aprovechas para salir de la ciudad y desconectar.
Nuestra llegada a Lisboa fue mejor de lo esperado. El Hotel que elegimos superó nuestras expectativas. Habitación decorada a la perfección, albornoces, toallas, zapatillas de estar por casa y, como si de la llegada de Adán y Eva se tratase, dos manzanas relucientes apoyadas en la almohada. Pero a lo que vamos, Lisboa, ya había estado antes, y es de estas ciudades que nunca renunciaría a visitar. La capital portuguesa no es demasiado grande comparado con otras capitales, pero transmite buen rollo, las calles estrechas que te llevan al castillo, el funicular en medio de la ciudad, los tranvías, la zona alta, el centro, o los alrededores, Belem, Sintra o Cascais, son sitios que relajan.
Si  no habéis tenido la oportunidad todavía de visitarla, os invito a hacerlo. Dedicar dos o tres días a andar por sus calles, visitar castillos, disfrutar de las vistas, y sobre todo y muy importante, probar los pastelitos de Belem. No os podeís ir sin pasar por la pasteleria mas típica de Belem, no recuerdo el nombre pero la multitud que se acumula en sus puertas os harán reconocerla. Además podeís aprovechar y sentaros en uno de sus multiples comedores y acompañar el pastel de un café.
Después de todo lo que os he contado ¿os gustaría visitarla?

Vistas del Castillo desde el Funicular.

Belem.

Pastelitos de Belem

Castillo da Pena.

Sintra.

P.D. os deseo una feliz semana, con energía y con ganas de que llegue el finde.

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